El Chorolque

19 de julio 2014

El Chorolque

Después de visitar Potosí estuve en Sucre, donde lamentablemente perdí una muy buena compañera. De ahí fui a Samaipata a trabajar en una finca en la selva, bastante lejos de la civilización cerca de una comunidad con el nombre "El Chorolque". Estuve con otros voluntarios disfrutando la naturaleza, respirando el aire puro, comiendo sano y trabajando. Bueno, trabajar viene al final porque la finca era bastante desorganizada y ni el dueño Andres sabía muy bien qué hacer. Entonces hicimos lo que nos pareció mejor. Cuando estuvo Juan todo fue más divertido porque el sabía qué hacer y tenía sus proyectos construyendo cosas en la casa. Juan es un argentino que ya está en la finca hace seis meses y es una muy buena persona.
Cuando llegé hubo cinco personas más: dos franceses estando por un mes, ellos habían bajado tres veces y después decidieron subir a la finca otra vez. Con una pareja belga, Sophie y Carl, pasé el mayor tiempo en clima bueno como malo; ellos antes estuvieron haciendo un documental muy interesante sobre una comunidad en la selva peruana y pronto van a volver a Europa. Maiko, una japonesa que está trabajando como profesora de artesanías en Bolivia por dos años en un programa de voluntarios del gobierno japonés también estuvo. Más tarde llegó Myriam de Francia. Ella se quedó poco tiempo solamente pero fue muy interesante para charlar porque tenía una opinión bien clara sobre la vida. También conocí a Rocío y Andrés, una pareja argentina.
Cuando ya habían pasado dos semanas, un día con mal tiempo dije "Ojalá que salga el sol un día antes que me vaya para que pueda ir al parque Amboró" pero obviamente el tiempo siguió mal. Pasamos días de lluvia y de frío y la comida se acabó lentamente. Por suerte el día cuando comimos el último arroz por fin llegó Andres y también salió el sol. El próximo día fuimos con Rocío y Andrés al parque: Siguiendo las explicaciones de Andres (el dueño) nos perdimos primero. De repente nos encontramos en un lugar con unas plantas plantadas donde se terminó el sendero. Volviendo al último cruce, usando nuestra propia inteligencia, encontramos un sendero bien ancho que nos pareció bien. Después de un rato encontramos un grupo de turistas con guía - le seguimos discretamente y así volvimos a la entrada sin perdernos otra vez. La selva nos mostró muchas diferentes caras, dependiendo de terreno, plantas y humedad. Helechos de cuatro metros de altura, arboles y plantas desconocidos, ríos pequeños, toboganes de agua, neblina, viento, sol - es difícil describir todo eso escribiendo, pero me encantó mucho.

Al fin partí muy feliz de la finca con las impresiones del Amboró y conociendo a muchas personas muy amables y queridos. Espero que tengan buenos viajes y muchas experiencias hermosas. Ahora estoy viviendo en la casa de Maiko en La Paz. Ella y su amigo Fumi, que también es voluntario japonés, me están cuidando genial y me muestran muchas cosas en esta ciudad interesante.
Espero que pronto pueda mostrar más fotos de nuevo cuando siga mi viaje hacía el Perú...


Nachdem ich Potosí besucht hatte war ich in Sucre, wo ich leider eine gute Begleiterin verlor. Von dort reiste ich weiter nach Samaipata, um auf einem kleinen Bauernhof im Urwald weit entfernt von der Zivilisation in der Nähe einer Gemeinschaft mit dem Namen "El Chorolque" zu arbeiten. Zusammen mit weiteren Freiwilligen genossen wir die Natur, atmeten die reine Luft, assen gesund und arbeiteten. Arbeiten kommt zum Schluss, weil der Bauernhof etwas unorganisiert war und nicht einmal der Besitzer Andres wusste, was es zu tun gab. Daher machten wir das, was uns am besten schien. Als Juan dort war, fühlte es sich etwas besser an, weil er einige laufende Bauprojekte in den Häusern hatte. Juan ist ein Argentinier, welcher sich seit sechs Monaten auf dem Hof befindet und eine spannende Persönlichkeit ist.
Als ich ankam waren schon fünf weitere Personen vor Ort: zwei Franzosen, welche seit einem Monat hier waren und schon dreimal fast abgereist wären, sich jedoch entschieden, wieder zurückzukommen. Mit einem Paar aus Belgien verbrachte ich die meiste Zeit in gutem und schlechtem Wetter; vorher hatten sie im peruanischen Regenwald eine interessante Dokumentation über eine Gemeinschaft gemacht, und werden nun bald wieder nach Europa zurückkehren. Maiko, eine Japanerin, die im Rahmen eines Freiwilligenprogramms der japanischen Regierung während zwei Jahren in Bolivien als Handarbeitslehrerin arbeitet, war ebenfalls dort. Später kam auch noch Myriam aus Frankreich dazu, welche nur für kurze Zeit blieb. Mit ihr konnte ich spannende Gespräche führen, da sie eine ziemlich klare Sicht auf das Leben hat. Ausserdem lernte ich Rocío und Andrés aus Argentinien kennen.
Nach zwei verstrichenen Wochen sagte ich an einem Schlechtwettertag "Hoffentlich scheint noch einmal die Sonne bevor ich gehe, damit ich den Park Amboró besuchen kann" aber leider blieb das Wetter schlecht. Wir verbrachten einige Tage in Regen und Kälte und langsam brauchten wir die Essensvorräte auf. Glücklicherweise erschien Andres an jenem Tag, an welchem wir den letzten Reis gegessen hatten und die Sonne trat ebenfalls hervor. Am nächsten Tag ging ich mit Rocío und Andrés in den Park: Den Anweisungen von Andres folgend verloren wir uns zuerst. Plötzlich fanden wir uns an einem Ort mit einigen angebauten Pflanzen wieder, wo der Weg aufhörte. Zur letzten Wegkreuzung zurückkehrend und unsere eigene Intelligenz benutzend fanden wir einen breiten Wanderweg. Nach einer Weile trafen wir auf eine Touristengruppe mit Führer - wir folgten ihnen unauffällig und so fanden wir wieder zum Parkeingang ohne uns ein weiteres Mal zu verlieren. Der Urwald zeigte uns verschiedenste Gesichter abhängig vom Terrain, den Pflanzen und der Feuchtigkeit. Vier Meter hohe Farne, unbekannte Bäume und Pflanzen, kleine Bäche, Wasserrutschen, Nebel, Wind, Sonne - es ist schwierig, dies alles mit Worten zu beschreiben, doch es war überwältigend.

Schlussendlich verliess ich den Bauernhof erfreut über die Eindrücke des "Amboró" und die lieben Menschen, die ich kennenlernen durfte. Ich hoffe, ihr werdet gute Reisen und viele schöne Erfahrungen haben. Nun wohne ich im Haus von Maiko in La Paz. Sie und ihr Kollege Fumi, welcher ebenfalls ein japanischer Freiwilliger ist, kümmern sich sehr gut um mich und machen mich mit vielen Dingen in dieser interessanten Stadt bekannt.
Hoffentlich kann ich bald wieder mehr Fotos zeigen, wenn meine Reise nach Peru weitergeht...


La Paz, Bolivia.